Una parte indispensable de la rutina de higiene bucal
Es recomendable utilizar el hilo dental, como mínimo, una vez al día, y cepillarse dos veces al día para garantizar una buena higiene bucal. El hilo dental retira los restos de comida, placa y bacterias de las zonas menos accesibles entre los dientes y las encías, donde tu cepillo no llega. Si no usas el hilo dental a diario, las bacterias pueden llegar a calcificarse y convertirse en sarro, lo que puede causar problemas gingivales.
Comparación del irrigador bucal y el hilo dental
Para usar el hilo dental debes pasar una fina hebra de nailon o teflón entre cada diente, formando una C con él para retirar la placa. Un irrigador bucal, también conocido como irrigador dental, dispara un delgado chorro de agua a presión entre cada diente. Hay personas que encuentran este último más sencillo de usar. No se necesita tanta destreza y la técnica es más sencilla.
A la hora de decidirte entre un irrigador bucal o el hilo dental, debes valorar los siguientes puntos:
- Facilidad de uso: el hilo dental es bastante fácil de usar, pero requiere bastante técnica. Muchas personas consideran que el irrigador bucal es mucho más cómodo y una gran incorporación a su rutina de cuidado bucal.
- Electricidad: la mayoría de irrigadores son eléctricos, de modo que necesitas poder enchufarlos en el baño.
- Personalización: aunque hay muchos tipos de hilos dentales, todos implican tener que deslizar una delgada hebra de nailon entre los dientes. No ofrece muchas formas de abordar los problemas como las encías sensibles. Un irrigador bucal, gracias a sus opciones de presión ajustable, en especial uno que cuente con un modo para encías sensibles, es una gran opción si padeces ese problema.
¿Cuál de los dos es mejor?
No es recomendable utilizar el irrigador bucal para sustituir el hilo dental. Aunque los irrigadores son una solución estupenda para retirar partículas de comida y placa, gracias a un chorro de agua que puedes disparar entre los dientes, no son capaces de reproducir la fricción que genera el hilo dental y que elimina el sarro, que puede acabar formando placa, y causar una periodontitis. Es mejor combinar el hilo dental y el irrigador en la rutina de higiene bucal, para lograr resultados óptimos.
Sin embargo, hay muchos casos en los que el irrigador bucal es una mejor opción que el hilo dental:
- Encías sensibles: los irrigadores bucales pueden ser una opción menos dolorosa para personas con encías sensibles.
- Ortodoncia fija: el agua a presión que proyectan los irrigadores bucales es una de las mejores opciones para retirar los restos de comida de la ortodoncia sin tener que usar el hilo dental entre los dientes.
- Dificultades y problemas de movilidad: un irrigador bucal puede ser especialmente útil para personas con artritis u ortodoncia fija, para las que realizar la limpieza con el hilo dental puede ser complicado.
En este tipo de situaciones, en las que no es posible utilizar hilo dental, es ideal incluir un irrigador bucal para completar la limpieza.